Inspirado por Brocco
Hace mucho, pero que mucho tiempo, en mi más tierna infancia jugaba yo al fútbol con mis amiguitos y tuve la mala fortuna de chutar con excesiva fuerza y mala dirección el balón, de tal modo que fue a parar tras la valla enrejada que nos hacia de portería. Eran rejas de forja de esas que acaba en punta, como lanzas. La ley de la calle dice: "El que la tira va por ella" y es por esto que tuve que saltar la valla, primero salvé el balón, después venia yo, pero al pasarla por alto y ponerme de frente para saltar al suelo, algo me lo impedía. Mi suéter de ochos, monísimo, que una tía mía me había tejido amorosamente, se quedó enganchado en una de las lanzas.
Mientras trataba de librarme del suéter mis colegas me bombardeaban a balonazo limpio mientras se descojonaban.